LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LOS NIÑOS

Hola queridos papás y mamás Windsor, soy miss Luchita maestra de inglés de 4° y 6° de primaria. En este segundo artículo, les hablaré sobre la importancia de una herramienta maravillosa en la profesión docente y un acto infantil divertidísimo: EL JUEGO.

Y para entenderlo mejor, empecemos por definir que el juego es un patrón de comportamiento natural, espontáneo y universal, Todos hemos jugado en algún momento de nuestra vida y seguramente lo seguimos haciendo en nuestra etapa adulta con los hijos y alumnos generando gran satisfacción y sobretodo diversión.

 El juego es tan importante que es incluso un derecho humano universal e incuestionable de la niñez. El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos de la Niñez estipula el derecho de las niñas y niños al juego, al esparcimiento, la cultura y las artes. Este derecho es reconocido por la ONU desde 1989. De esta manera a todos nos corresponde garantizar que este derecho se haga cumplir para todas las personas donde sea que se encuentren.

El hecho de que ciertos niños se encuentren en situaciones de vulnerabilidad, enfermedad o carencia no significa que no puedan llevar a cabo una actividad tan importante, incluso con el menor número de recursos materiales posibles.

Para jugar no necesitamos de mucho, sino simplemente de la disposición para jugar. Lo podemos hacer solos o acompañados.  Podemos jugar con casi cualquier cosa que se nos ponga en frente: con cajas de cartón, con piedritas y tierra, con las manos y el propio cuerpo, o con los juguetes más sofisticados que existen.

Es difícil imaginar el contexto de la infancia sin el juego, pues desde que son bebés, las interacciones del niño con sus padres o cuidadores están cargadas de un espíritu lúdico que poco a poco se va transformando en la medida en que los niños crecen y comienzan a emplear su cuerpo de manera más activa hasta que son ellos quienes crean sus propios juegos.

En este sentido, el juego es considerado el medio de expresión, experimentación y aprendizaje más importante durante la infancia, ya que permite explorar y aprender acerca del mundo y las personas que nos rodean, todo ello dentro de un ambiente seguro, libre y de disfrute.

De esta manera podemos decir que todos los niños juegan, y aunque no juegan para aprender, si aprenden mientras juegan.

El juego está presente en las distintas dimensiones de los niños y estimula sus diferentes áreas de desarrollo. Por ejemplo:

En la dimensión física, el juego les permite conocer mejor su cuerpo, sus movimientos y sus destrezas, además les permite descubrir nuevas sensaciones y los prepara para responder ante los estímulos que los rodean.

En la dimensión intelectual, desarrolla sus habilidades cognitivas y de lenguaje, se favorece la creatividad, así como el pensamiento reflexivo y analítico.

Con respecto al área social, los niños juegan a lo que ven y lo resignifican a partir de sus propias experiencias, así el juego permite la adquisición de valores y normas sociales, ampliando así sus habilidades de interacción y solución de conflictos.

Y por último, en la dimensión personal, el juego les permite a los niños expresar sus emociones y su forma de ser, y con ello descubrir sus capacidades y limitaciones.

Considerar al juego sólo como algo de niños o como una actividad meramente útil para pasar el tiempo es resultado de la poca importancia que se le ha dado históricamente. A pesar de que la pedagogía, la psicología y los profesionales de la educación han reconocido la necesidad del juego en el desarrollo de las personas, no ha sido hasta hace relativamente poco cuando el juego ha alcanzado una consideración más acorde con su importancia.

Es sin duda una gran injusticia que las posibilidades de juego estén distribuidas inequitativamente entre nuestros niños. Además de que hay ciertas características de nuestra modernidad que inciden de manera negativa sobre las posibilidades de ejercer el derecho al juego, y no hablo sólo de la falta de tiempo de los adultos para compartir esta actividad con sus hijos, sino de los siguientes fenómenos:

  • En primer lugar, el desaprovechamiento del juego como herramienta educativa.
  • Otro factor es el ritmo de vida acelerado y demandante, incluso para los más pequeños de la casa, que entre la escuela, el transporte, comidas, tareas domésticas y actividades extraescolares, cuentan con muy poco o nulo tiempo para jugar.
  • Por otro lado, los espacios de juego al aire libre cada vez son más reducidos e inseguros.
  • Otra barrera es el consumismo, que prioriza la oferta de juegos industrializados e individualistas, y la imposibilidad de disponer de materiales de juego por su alto costo.
  • Igual que la creciente fascinación que ejercen los dispositivos electrónicos.
  • Así, nuestros ideales lúdicos son cada vez más globalizados y la oferta de juguetes artesanales o caseros se vuelve más reducida. De esta manera las prioridades están en otros ámbitos.

Así como los docentes somos agentes formativos para disminuir estas barreras, les pedimos a ustedes padres de familia que trabajamos en conjunto para que el derecho al juego sea respetado y logremos que nuestros hijos y alumnos se desarrollen y crezcan en un ambiente rico en estímulos  lúdicos y no solo en dispositivos electrónicos y la televisión. El juego favorece el desarrollo de la imaginación, la cual llegada la adultez se convierte también en el medio para “imaginar” o crear un sinfín de soluciones a las problemáticas que se le presenten en la vida

Busquemos y garanticemos facilitar el acceso al juego en un espacio seguro y confiable, todo ello a través de diversas actividades y materiales que contribuyen a la formación de experiencias que promuevan el crecimiento humano. Al mismo tiempo que cubramos las necesidades de acompañamiento infantil que requiere el estilo de vida actual de las familias.

Así que ya saben papás y mamás: ¡A JUGAR SE HA DICHO!